—Puede retirarse —asintió con la cabeza y la mujer casi tan asustada y como no… si con ese rostro.
— ¡Ya escuchaste lo que dije… No! —camina con una sonrisa juguetona de lado que hace verlo más atractivo.
— ¡No estás jugando!
—Como jugaría con los sentimientos de una lindura como tú.
—Y…
—Mamá está encantada con la noticia —me toma de la cintura y con suavidad me acerca de nuevo hasta estrecharme a su cuerpo.
—Ella te ama… aunque no tanto como yo. —escucho decirle que me “ama” y mi corazón se sobre exalta.
— ¿En tus planes estaba enamorarte de alguien como yo? —suspire con desaliento.
— ¿A qué te refieres? —frunció el ceño viéndome a los ojos con intriga.
—Bueno… tengo un…
—Si te refieres a Antonio… lo adoro —apenas si le escuche decirle esto mi corazón revoloteo como nunca.
— ¿¡Enserio!?
—No confías en mi… —rodeo con mis brazos su cuello tuve que ponerme de puntillas para alcanzarlo me abraza y me estrecha mientras escucho su respirar entre mi cuello. — ¡Te adoro tanto hermosa! —