Capítulo 428
Abdón‌ observó a Benigno, quien yacía en un estado lamentable, y sabía que, al final, tendría que darle una explicación a la familia Landa.

Asintió levemente y, con una mirada penetrante dirigida a Juan, comentó: —Joven, ¿no te parece que has sido excesivamente cruel con él?

—¿De verdad? Yo creo que no he sido lo suficientemente duro. Si hubieras llegado un poco más tarde, probablemente ya estaría muerto. Juan respondió con frialdad, su expresión imperturbable.

El rostro de Abdón‌ se endureció. —Eres muy atrevido, muchacho. ¿A qué escuela perteneces? ¿Quién es tu maestro?

Al ver la facilidad con la que Juan había derrotado a Benigno, que estaba en la fase de Fuerza Oculta, Abdón‌ comenzó a sentir curiosidad y cierto recelo sobre los orígenes de Juan.

Juan, adivinando sus pensamientos, soltó una risa sarcástica: —No pertenezco a ninguna escuela, ni tengo maestro.

Al escuchar esto, Abdón‌ se sintió aliviado. Con una voz gélida, declaró: —Te daré una oportunidad. Si te inclinas, te discul
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