22. Has venido...

Al llegar al apartamento, fue recibido por Oscar, que estaba sentado en el sofá viendo televisión. Se saludaron rápido y Noah fue a saludar al pequeño Charlie, que ya estaba acostado en la cama, mientras jugaba con unos carritos entre las cobijas.

—¿Me esperabas? —le preguntó Noah desde la puerta y su hijo lo miró con sorpresa. No lo había sentido llegar y él había aguardado unos segundos para hacerse notar.

—¡Papi! ¿Estás bien? —preguntó Charlie, mientras recibía a su padre en la cama y lo abrazó como saludo.

—Todo bien, enano. ¿Cómo estuvo la escuela?

—Divertida —contestó sonriente y Noah le correspondió.

Era un alivio que su pequeño estuviera a gusto en la escuela, ese había sido uno de sus mayores temores, pero, al menos, era una cosa menos de la cual preocuparse. Noah aprovechó para hablar algunos minutos con su hijo, quería escuchar sobre sus compañeros, las clases y cualquier cosa que Charlie le quisiera contar emocionado.

—Descansa, enano. Iré con Oscar un rato, así que, a dor
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