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La jornada escolar ya había terminado desde hace algunos minutos, así que mi mejor amiga y yo decidimos irnos con Jhon en su coche, ya que mis padres no podrían recogerme, y ni hablar de los de Malka, que nunca estaban en la ciudad por cuestiones de trabajo.
Al llegar al estacionamiento, Jhon ya se encontraba en el capó de su carro, mi amigo era realmente atractivo, y ahora entendía porque las chicas siempre estaban detrás de él.
El pelinegro levantó las manos sonrientes para que corriéramos hacia él, pero, en ese instante un Audi de color negro, llegó de golpe a el estacionamiento de la escuela, y pude ver a Jhon palidecer inmediatamente.
—Chicas… Creo que es mejor que se vayan de aquí—, la voz de mi mejor amigo comenzó a flaquear de un momento a otro. Malka me mira asustada.
—¿Qué sucede, Jhon? —pregunté sin entender la razón por la cual estaba actuando de esta manera.
—¡Váyanse ahora! —mi amigo ruega y sé que algo anda mal, pero, ya era demasiado tarde. Un chico alto, lleno de tatuajes y con ojos verdes y mirada penetrante, salió del coche haciendo que mis piernas comenzaran a temblar del miedo. Mis oídos escucharon los murmullos de los chicos que nos miraban expectantes. Muchos tomaron sus cosas y salían corriendo despavoridos, como si se tratase de algún criminal. Malka se colocó detrás de mí asustada.
¿Quién m****a era ese tipo?
—¿Malka, quien es él? —le pregunto a mi amiga, ella solo abrió los ojos asustada y sin responder absolutamente nada.
—Él…es…Mijail Volkov, es un mafioso peligroso, según lo que he escuchado tiene una red de micro tráfico y trata de blancas, nadie escapa de su poder, nunca nadie puede huir de él—. Su susurro era casi inaudible, y sencillamente mi pensamiento se quedó en «mafioso peligroso».
Como pude me acerqué a Jhon, porque este tipo no me daba buena espina—Cariño, espero, que estés bien, me iré en este instante con Malka. Te llamaremos cuando lleguemos a casa…—le hablé en el odio, este volteó a mirarme con ojos de perdón y suplicantes. Pude ver una lagrima brotar de sus ojos, y es allí donde entiendo de que realmente ese tal Mijail Volkov es alguien al cual se le debía temer, porque jamás en los años que conozco a mi mejor amigo lo había visto de esta manera.
Antes de poder despedirme sentí una mano agarrarme con fuerza e impetuosidad, alcé los ojos y me encontré con un par de lagunas verdes un poco dilatadas; me asusté por su agarre, e intenté zafarme inmediatamente.
—¿Cómo te llamas? —me pregunta aquel hombre, acercándose mucho más a mí.
—Ella ya…, Ella ya se… Se va, Mijail—, Murmuró mi amigo en mi defensa, El hombre peligroso tensa la mandíbula volteándose hacia Jhon con una mirada que daba miedo.
—¡No pensé que querías morir hoy, Jhoncito! —se dirige a mi amigo y este solo agacha la mirada. —Te hice una pregunta muñeca, ¿Cómo te llamas? —mis ojos se conectaron con los de él, vi cómo se tensó al no escuchar mi respuesta, me tomó del brazo y me atrajo hacia él.
—¡Te hice una maldita pregunta! ¿cómo te llamas? —gritó haciendo que una lágrima fugaz saliera de mis ojos
—Victoria Sophie Jones—respondí.
—Tu nombre suena tan exquisito como tú—, tragué seco, quitándole mi mano cuando trató de sujetarla.
—Señor, Victoria ya se iba—. Jhon me mira haciendo un mohín para que hablara e intentar huir de aquí lo antes posible.
—Sí, señor, ya debo irme, fue un gusto conocerle…—le dije alejándome lo más que pude de ellos, su voz me paró de golpe; haciendo que una corriente recorriera todo mi cuerpo.
—¡Serás mía, te lo prometo! —gritó el hombre tatuado y sentí toda la piel de mi cuerpo erizarse. Malka me tomó de la mano y comenzó a correr sin parar hasta que llegamos a la entrada de nuestra localidad.
—Eso fue intenso y abrumador ¿no? —dije tratando de regular mi respiración, Malka soltó sus pertenencias y se sentó en el pavimento.
Bufó. —Estás en problemas, Victoria—pronuncio secamente, haciendo que la mirara mal.
—¿De qué hablas, pendeja? —Mi amiga se levantó y me tomó de los hombros, para que la mirara mejor.
—Mijaíl no es un chico cualquiera, si te prometió que serías de él, así va a pasar, y nada ni nadie hará que sus planes se estropeen—tragué seco, —Es mejor que te vayas del país y ni aun así creo que te deje en paz.
—¡Pero, Malka, eso es imposible! ¡¿ese hombre puede tener lo que quiera?!— Bramé atemorizada—, ¿Cómo carajos saldré del país, si apenas duras mis padres tienen dinero? —ahora soy yo la que se sentó y comencé a llorar.
—Tranquila amiga, debe de haber una solución a todo esto—. La morena me abrazó, para luego comenzar a caminar a mi casa apenas llegué me encerré en mi habitación asustada y llorando.
No sé por cuánto tiempo dormí, ya era de noche y ninguno de mis padres había llegado aún a casa, el sonido de mi teléfono hizo que saltara del susto, desbloqueé el móvil y leí un mensaje que hizo que se me congelara la sangre.
«No espero, la hora para tenerte entre mis sabanas y hacerte gemir tan fuerte mi nombre.
Mijail»