El calor me recorre, siento como si la lava descendiera y arrasara con todo en mi interior, su boca y su lengua se mueven deprisa, levanta mi rodilla izquierda y acomoda mi pierna sobre su hombro, quedando a su disposición.
La inseguridad hace presa de mí, siento un vacío en mi vientre y la presión de la boca de Aramis degustando hasta la última gota de mi ser, me hacen olvidarlo todo.
Su mano continúa acariciando cada resquicio de mi cuerpo que tiene a su alcance; mi piel se estremece ante cada sensación y mis manos se enredan en su húmedo cabello, que tiro con fuerza mientras de mi garganta se escapan pequeños y roncos gemidos; como si el oxígeno se me escapara y mi respiración se expandiera entre cada gemido.
Reaccionando ante sus estímulos, entierro mi tacón en la espalda de Aramis y este gime, apretándome con mucha más fuerza.
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