Las cosas no salieron como Aye esperaba, pero no podía culpar a su madre, sabía quién era su padre, ya lo había descubierto, sin embargo, necesita saber si en verdad él la había secuestrado como decía el artículo o solo era un cargo que le imputaron por su historial. Aye necesita saber si su verdadero padre la había lastimado, si era capaz de hacer tal cosa con su propia hija. Ella aún no recordaba muy bien lo que había pasado esa noche, luego de la leche y las galletas, no recordaba nada más. En ese instante su piel se eriza. ¿Y qué si su padre la había drogado? Y si lo hizo, ¿qué hizo con ella después de drogarla? Muchas preguntas más, similares a esas se abrumaron en la cabeza apartándola de todo a su alrededor.

— ¿Estás bien? —quiere saber Kansas acercándose a ella.

—Sí —asiente Aye volviendo al presente.

—No salió del todo bien, pero al menos sabemos que tu madre está dispuesta a decirte toda la verdad —consuela Bonnie.

—Y si ya no quiero saber toda la verdad? —se cuestiona Aye m