Ya era de noche para cuando las chicas salen del cine. Aye observa su celular para ver si Kansas contestó su mensaje, pero no había señales de su amiga.

—¿Te contestó? —pregunta Bonnie al ver a Aye con su teléfono.

—No —niega con el ceño fruncido—. Suponiendo que tengas razón y que siga con Jonas, ella hubiera avisado.

—Suponiendo que tenga razón, no me acordaría de avisar nada estando ocupada con un hombre —refuta Bonnie.

—Ella no es así, eso lo harías tú, pero no ella —réplica.

Bonnie sopesa lo que Aye le dice.

—Bien, volvamos a la residencia, sino no está allí llamamos a Jonas para saber dónde está. ¿Está bien?

Aye asiente ante esa propuesta y se dirigen a la residencia, ambas con un nivel de presión en el pecho.

Al estar a poca distancia de la residencia, ellas pueden notar la maleta de Kansas frente a la puerta del edificio. Las chicas se miran al darse cuenta de que esa maleta estaba abierta como si hubieran rebuscado en ella, apresurando la marcha se acercan más, pero antes de