Tenemos que hablar. —declaró impasible y con mirada acerada Alex, a un desaliñado y cansado Robert, cuando este ingresa al departamento casi a medio día.
—Robert, tienes que escucharnos. —dijo Kloe al ver que el chico ignoró la petición de su amiga.
—Muy bien. Hazlo rápido, que tengo prisa. — el tono del chico era de aburrimiento casi ofensivo.
—Muy bien. —comenzó la castaña, adoptando una posición de severidad. — Lo que pasa es que tu amiga Holly…
—Mi novia. —corrigió Robert realzando la palabra.
—Como sea. La cuestión es que ella te está usando, engañando, engatusando para conseguir sus fines. Y no lo invento yo, te lo digo porque yo misma lo escuché y se lo dije a Alex, para que te le contara a ti, pero tú lo mandaste por un tubo. — aclaró Kloe, cuando vio que él iba a replicar.
—Aunque no lo creas amigo, es la verdad. —acotó Urías.
—¿Tú también lo escuchaste? —preguntó con perspicacia el joven.
—No, pero le creo a Kloe, porque ella no gana nada al decirte esto, en cambio sí ella f