Por Solange
Cerré la puerta de mi casa y me apoyé en ella, mis lágrimas saltaron sin que pueda retenerlas por un segundo más.
No doy más.
Mis manos hacen el intento de secar las lágrimas, pero era imposible, mi rostro estaba empapado de las cataratas que no dejaban de salir por mis ojos.
Terminé abrazada por mis propios brazos y me fui deslizado hasta quedar en cuclillas.
El mundo siempre giraba en torno a él y a lo que se le antojaba, por eso tengo tanto miedo.
Tantas veces, estando en Italia, cerraba los ojos y me imaginaba su cara, que ahora me parece imposible que su amor pueda ser realidad.
No comprendo nada, su actitud cambió, y casi bruscamente, por eso tengo miedo de que mi amor por él sea en vano.
Lo que es cierto es que no puedo negar que vea a Dante.
Yo quería quedarme en Italia, refugiarme allí, en la inmensa mansión de no sé cuántas habitaciones, baños y pasillos.
Es casi un castillo, hasta tiene cierta similitud arquitectónica con uno, mi tía siempre me hizo sentir una pr