AURORA SUMMER
—¿Qué estás haciendo aquí? —repetí, por si no me había oído la primera vez. En lugar de darme una respuesta, solo me miró de arriba abajo con esa mirada que yo conocía. Esa mirada que ponía cuando quería decir que yo no era nada comparada con ella y que quizás debería besar el suelo que pisaba.
—No sé qué ve él en una zorra como tú.
—Disculpa —dije, mirándola de arriba abajo—. Por favor, vete de mi casa. No me gustan las zorras plantadas en mi puerta. —añadí, y estaba a punto de cerrar la puerta, pero ella entró.
—Deberías encontrar una forma de vivir contigo misma, queridita.
—¿Qué te pasa? —pregunté, mirándola con rabia—. Vete de mi casa o llamo a la policía —avisé, pero ella solo se rio.
—Adelante, llama a la policía para que pueda contarles que te estás acostando con tu jefe, que resulta que es mi prometido. —dijo ella, cruzando los brazos y mirándome.
—Me pareces una prostituta barata. —dijo Maju de repente, desde la sala.
—¿Y quién diablos eres tú? —preguntó Rebecc