Capítulo 13.
El haberla besado suponía para Bastián una tortura aunque ella haya sido muy receptiva, lo considera una distracción; no porque se niegue a lo que ella le hace sentir – que es mucho por cierto – pero está consciente de que es una distracción para su día a día y prueba de ello es que al entrar a su alcoba y percatarse de que no se encuentra en la cama ya lo ha puesto de un humor terrible.
— Srta. Pappas ¿dónde coño se encuentra Amelia? – espeta verdaderamente enojado con esa chiquilla que lo abandona sin despedirse.
— Buenos días Sr. Christopoulos yo…
— ¿Y si dejamos los formalismos? Vamos al grano Pappas ¡por el amor de Dios! – gruñe a su interlocutora.
— ¿Pensé que estaba con usted? – se defiende muerta de angustia su asistente.
— Entonces sea tan amable de enviarme su contacto telefónico por favor – Bastián baja la guaria al mirar su reloj y darse cuenta que son las cinco de la mañana.
La mujer envía un mensaje con el número y este le indica algunas órdenes, es un hombre a