— ¡Voy a matarlo! – expresa un Bastián rojo de la ira — ese maldito bastardo la pagará…
Camina de un lado a otro mientras César envía la fotografía del hombre que a su parecer es la reencarnación de Demetrius.
— Deberías calmarte Bastián…
— ¿Es que solo eso sabes decir? – ruge con fiereza a su amigo — nos calmamos mientras mi hermano se debate entre la vida y la muerte y mi… ¡Dios! – dobla su cuerpo tratando infructuosamente de sosegarse.
— En este momento no necesitamos una crisis – le dice César fríamente — te necesito calmado para que matemos a todos y salvemos a la chica junto con Arístides – explica como quien lo hace a un pequeño de jardín — estamos tratando con un matón de calle amigo mío, pronto va a cometer un error.
— ¿Matando a los míos? – aprieta los puños como queriendo arrancarse los dedos, luchando contra sí mismo — si algo les pasa ya no me quedará nada – esta vez su voz sale tan temblorosa que César baja un poco la intensidad de sus palabras.
— Nadie va a mo