Capítulo 10.
Bastián Christopoulos ingresa a su despacho desesperado por calmar el fuego que lo abrasa luego de la plática con Amelia en su alcoba. Normalmente mantiene la compostura ante este tipo de situación y aunque se ha mantenido firme en la exigencia de Amelia de no tocarla, hoy siente que ha sido una prueba de fuego luchando contra sus instintos y sus hormonas. Ninguna mujer hasta ahora había desestabilizado su vida como lo ha hecho esa pequeña mujer con el rostro impregnado de pecas y ese cabello de fuego.
< Arístides tiene razón mi madre va a destrozarla >, piensa ahora con la cabeza impregnada de dudas al respecto.
Pero ella es la mujer que ha escogido para el propósito de pasar el resto de su vida junto a ella, tener hijos y cumplir al fin con sus sueños. Reflexiona en todo lo que se le viene encima y se dice a si mismo dándose ánimos que todo irá bien mientras destapa la botella de bourbon que lo acompañará esta noche y en la cual ahogará los malos recuerdos del pasado.
< Creo que m