79. LA OTRA SOFÍA
Esas palabras habían calado muy profundo en el corazón y la mente de Sofía. Y durante toda la semana se la había pasado ordenando a todos con mayor valentía. De a poco su voz se fue haciendo más firme y valiente. Ya no suplicaba cuando mandaba a hacer algo a algún subordinado, que antes la miraban con burla y la despreciaban. Ahora la veían con admiración.
Por eso ahora al ver llegar a su jefe celoso, había reaccionado de esa manera. A pesar que sabía que había llegado el día en que debía confesarle toda la verdad. Era algo que ya tenía decidido, lo que no esperaba que fuera de ésta manera por culpa del entrometido de Matías. Por eso le dijo al sorprendido y feliz señor López.
—No pasa nada que no pueda resolver yo misma, no hagas una escena aquí, no lo amerita. Jamás te traicionaría con un hombre como ese…, César —dijo Sofía acercándose a él demostrando una intimidad que no tenían, para que los viera y no la escuchara Matías, que los observaba con los ojos entrecerrados, susur