205. VISITA
Eso fue todo. No hubo más explicaciones. Sofía frunció el ceño, desconcertada. ¿Qué familia? Ella no tenía familia, al menos no una biológica. La única familia que tenía era la que había formado con César. ¿A qué se refería Airis? Con un creciente sentido de inquietud, Sofía decidió que necesitaba respuestas. Y las necesitaba ahora.
Sofía sintió un gran alivio al ver a César despedirse de su padre y caminar hacia el auto. Sin embargo, la expresión de preocupación en su rostro le hizo temer lo peor.
—¿Qué sucede, César? —preguntó con timidez, temerosa de la respuesta.
—Tengo que salvar a Airis —respondió su esposo, su atención completamente centrada en la computadora portátil que había abierto sobre sus rodillas. Trabajaba frenéticamente, sus dedos volando sobre el teclado en un intento desesperado de hacer algo.
Sofía decidió no interrumpirlo, a pesar de las preguntas que bullían en su mente. Sabía que César le explicaría todo cuando pudiera. Por ahora, solo podía esperar y confia