199. CONTINUACIÓN
Fenicio se conmovió por las palabras de Mía, sintiendo un cálido calor en su interior. Lentamente, se permitió relajarse y dejar que el amor lo guiara. Y mientras la besaba su mano bajó hasta el centro de Mía iniciando el trabajo de dilatación, aunque al introducir un dedo, luego otro lo sintió muy apretado y entre beso y beso le preguntó:
—¿Cuanto haces que no tienes sexo?
—Nunca he tenido sexo con un hombre te dije, siempre ha sido con los dilatadores y hace mucho que no los uso —dijo Mía con candidez, al ver como él levantó la cabeza un momento, ella asintió, viendo como fruncía un poco el ceño— pero soy elástica de veras Fenicio, llegué a usar el extra largo.
Fenicio se detuvo para volver a mirarla y se permitió finalmente relajarse, sintiendo una profunda esperanza. Eso que acababa de decir abría la posibilidad de construir una relación basada en la confianza mutua y el respeto por sus fortalezas y debilidades.
Más decidido y viendo como Mía se movía al compás de sus dos d