198. INTIMIDAD
Fenicio asintió con seriedad, reconociendo la determinación de Mía. Sin embargo no dejó que lo volviera a besar, al contrario, se separó y se mostró ante ella.
—Es grande y grueso Mía.., puedo…, puedo lastimarte —dijo mostrando su animal en toda su plenitud.
Mía que sonreía de una manera pícara, extendió su mano y lo atrapó maravillada y algo temerosa, ahora que lo veía bien erguido, ¡era impresionante!
—No me importa, es hermoso y mío —e inclinándose lo besó con cariño haciendo que Fenicio al ver que no estaba asustada, soltara todo su aire.
—Gracias por esto, Mía. Sé que su tamaño puede ser intimidante, pero aprecio tu valentía. Estoy dispuesto a intentarlo si tú estás segura —dijo viendo como ella se lo llenaba de algo que lo hacía resbalar, no preguntó, la dejó hacer complacido, pero siguió explicando:
—Mía…, son muchas las mujeres con las que he estado, pero son muy pocas las que me han aguantado.
—Yo lo haré —dijo Mía segura de sí misma— he tomado mis medidas.
Y sigu