146. CONTINUACIÓN
A medida que Elvira hablaba, César comenzó a entender. Comenzó a ver a su madre no solo como su mamá, sino como una mujer que había amado profundamente y había sido forzada a abandonar ese amor. Comenzó a ver la tristeza que siempre había estado presente en sus ojos, pero que nunca había comprendido completamente.
—La noche antes de mi boda, Alexander vino a verme porque se había enterado. Estaba dispuesto a hacer todo lo posible por salvarme y salvar a mis padres, pero yo no le creí, no confié en él y... y... bueno, terminé rechazando todo lo que me propuso y al día siguiente me casé con tu padre. Lo siento, hijo. Javier fue muy bueno conmigo y me amó de verdad. Yo... yo intenté quererlo lo más que pude, pero mi corazón tenía dueño y siempre lo tuvo. Jamás dejé de amar a Alexander. Creí que estaba muerto, las noticias salieron en todos los periódicos, eras un bebé en ese entonces, tendrías unos tres o cuatro años cuando sucedió y no lo volví a ver hasta hoy. Esa es mi historia, hijo