Esa persona, ese espectro del pasado, había despertado en ella emociones que creía olvidadas. Y ahora, con su misteriosa aparición y desaparición, esas emociones estaban en plena erupción, dejándola en un estado de shock y confusión.

Después de recuperar un poco la compostura, Elvira, escoltada por su equipo de seguridad, comenzó a retirarse del cementerio. Sin embargo, no pudo evitar volver la cabeza repetidamente hacia el lugar donde había visto la figura. Parecía como si anhelara verlo nuevamente, o al menos asegurarse de que no había sido un fantasma, una alucinación provocada por los recuerdos que los recientes acontecimientos de su vida habían despertado.

Cada paso que daba le parecía un eco sordo en el silencio del cementerio, y la neblina parecía jugar con sus nervios, formando siluetas que por momentos le parecían familiarmente masculinas. Pero cada vez que parpadeaba, las formas se dispersaban, dejándola con nada más que la niebla y las lápidas.

A pesar de la presencia t