•Sara•
Caminamos de regreso a la playa. Dios..., mis mejillas están como un, tómate. Tengo las piernas que parecen unos espaguetis hervidos. Sentir a Sam, comiéndose de esa manera mi intimidad, me subió al mismo cielo.
Maikol tenía razón y lo amó por eso. Sin su ayuda, Sam estaría aún debatiendo si aceptar o no lo que siente.
Al llegar todos están hablando y mi adonis se acerca: —Me lo debes contar todo, todito —murmura en mi oído.
—Yo-yo, no tengo nada que decir— titubeó y miró a otro lado
Sam se acerca y me pasa su brazo por los hombros.
—Deja de joderla, hermano —Maikol, abre su boca.
—¡OMG! La joderé todo lo que quiera rey —suelta a reír—, tú muy bien que la jodiste allá adentro.
—¡Adoniiiss!—suelto grito de vergüenza.
Lo matooo.
En eso, Bryan se acerca, junto a Patricia.
—Sara, tu hermoso primo, se ofreció a llevarme —Comenta, apartándose su colorido cabello de la cara.
— ¡Oh, qué servicial! —ironizó, Sam, mira a Patricia—. Yo te traje, yo te llevo —espeta.
Bryan, to