•Samuel•
Está hermosa con ese enterizo.
¡Joder!
Terminamos de comer, pagó la cuenta y la tomó de la mano, esta noche no la soltaré.
Caminamos por la plaza, muchas miradas caen en nosotros, paso mi brazo por sus hombros y beso su cuello.
—Sam...—chilla—, nos están mirando.
—Que nos miren—bajo mi mano y pegó una nalgada, haciendo que de un brinco.
Abre los ojos hasta más no poder.
—¡SAMUEL!
—Ya, ya —detengo un taxi y subimos en el.
—Hotel Indigo Seattle Everett —informó al chófer y me observa intrigada—, no cariño, no iremos a casa. Solo seremos dos enamorados juntos por una noche, sin miedo de que nos vean o nos señalen.
—No quería regresar tampoco.—apoya su cabeza en mi hombro y suspira.
Llegamos al hotel de cuatro estrellas. Nos abren la puerta y bajamos, una chica rubia nos saluda.
—Buenas noches, ¿tienen reservado o van a reservar?
—Sí, tenemos. Samuel Cruz —Sara se mantiene a mi lado mirando toda la estancia.
—Es una sola suite, ¿quiere otra para su hermana?
Sara