297. LA PARTIDA CONTINÚA
Javier lo miró con un gran amor y preocupación reflejada en su rostro. Se mantenía al lado de su hijo, firme como un bastión de solidez y veracidad. Javier al escuchar al joven Lord, colocó una mano sobre su hombro y lo apretó con fuerza, infundiéndole en silencio el coraje acumulado a lo largo de generaciones.
—Siéntate, después no podrás hacerlo hijo —le decía con cariño— Lord Henry va a estar bien.
—Padre, no conoces a mi madre como yo— le dijo Hanriet sin poder esconder su nerviosismo y preocupación por el padre que lo había criado. — Sería capaz de envenenar la copa del brindis sin que nadie se percate.
—Hanriet, Airis ya está atenta a eso. Nadie tocará su bebida; hemos tomado precauciones con su reloj y también con el del mayordomo. Tú debes quedarte aquí— trató César de tranquilizarlo.
—Escucha, hijo— intervino Javier, secando el sudor de la frente de Hanriet con un pañuelo. —Estás enfermo, acabas de vomitar, necesitas ser fuerte. Mañana mismo te ingresaremos en un hospit