-Sino me quiere hablar que no lo haga- gruñó Lyon caminando por el pasillo seguido de Charles que tenía una gota de sudor en la sien.
Esta era la misma escena que había transcurrido en los últimos quince días. Tiempo en que él no recordaba haber visto al príncipe de buen humor. Más bien, con el paso de los días se volvía más irritable.
Era increíble como Ashary podía afectar su estado de ánimo.
Y es que realmente la situación entre ellos se había vuelto tensa por decirlo de alguna forma. No se dirigían la palabra, no se miraban, o más bien, era Ashary el que había puesto la abismal distancia entre ellos, después que parecía que iban a hacer las paces. Pero tras Lyon salir del confinamiento le había aplicado la ley de hielo... y alguien se había acomplejado.
Ahora estaba él en medio de ellos dos. Y teniendo que soportar el pelinegro protestar a cada rato cuando se acordaba de cómo era ignorado. Eso había sido un golpe brutalmente fuerte para su ego.
Pero Charles conocía muy bien a Lyon