Una pequeña llama. Si, era lo que hacía falta para avisar la tensión sexual que había entre ellos. Y ambos lo sabían. Más que consciencia ya era una necesidad de sus cuerpos. Aunque intentaban no pensar en ello, sabía que la piel llamaba a la piel y ambos ya sabían lo que era sentir el orgasmo correr por sus cuerpos sumidos en las feromonas.
Por lo que el estremecimiento que sentían ahora, con el cuerpo del más grande sobre el más pequeño, la pierna del alfa entre los muslos del omega, las manos de este mismo omega sobre su cabeza en una posición vulnerable, el peso de ambos hundiendo la cama y la bruma de feromonas que los envolvía, era solo el inicio de algo que sabían que no podían detener.
Lyon miró el rostro de Ashary que lo encontró más tranquilo de lo que se imaginaba. Como si supiera que esto solo era cuestión de tiempo. Las manos de este tampoco hacían mucho esfuerzo en soltarse. Y eso avivó la emoción y el instinto depredador del alfa al tener una presa de esa forma tan pasi