El martes amaneció con un cielo plomizo sobre Madrid, como si el día ya anticipara el conflicto. Cynthia llegó temprano a la Fundación, intentando ordenar los pendientes antes de la reunión de equipo. Había dormido poco. No por Clara o Estrella, las niñas se habían quedado en casa porque no tenían clase, sino por la presencia inesperada del día anterior.

Mathias. Había olvidado ese pequeño detalle.

Al llegar a la Fundación, el ambiente parecía distinto. Más formal y un poco más serio. Como si la presencia de Mathias ya estuviera marcando una pauta invisible que todos comenzaban a seguir, sin saber por qué. Cynthia saludó a algunos colegas y caminó hacia su oficina, pero antes de llegar, la asistente administrativa la interceptó.

—Mathias pidió verte en su oficina apenas llegaras.

—¿De verdad? ¿No sabes por qué me busca? —preguntó Cynthia, con las galletas que había horneado en una bandejita.

—Sí. Solo dijo que era importante.

—Son galletas. Repártelas con todos —respondió con amabilid