Capítulo 45: Trayectos.
El aroma del café recién hecho llenaba la cocina mientras la luz de la mañana entraba por los amplios ventanales que no tenían cortinas todavía. Cynthia llevaba puesta una camisa blanca que no era suya, larga hasta la mitad del muslo. Estaba descalza, con el cabello suelto, despeinada y de una forma que Mathias no podía dejar de mirar.
Esa hermosa mujer era suya y podría acostumbrarse a verla todos los días así, si ella en sus días libres, se lo permitía.
—¿Esto es real? —preguntó ella, con una media sonrisa, revolviendo el azúcar en su taza—. ¿O estoy soñando con una casa de diseño, un desayuno cinco estrellas y un hombre en calzoncillos? No sabía que cocinabas.
—Es real —respondió él, con la voz ronca—. Y si seguís viéndome así, vas a llegar muy tarde al consultorio y nuestra vida normal —dijo ronco—. Y sí, he vivido solo por muco tiempo. El morirme de hambre no era una opción muy viable.
Ella se rió, bajando la mirada. Él estaba detrás de la isla de mármol, friendo unos huevos y to