Imi acaba de llegar ahora al portal de Margaret y está mirando con estupor el enorme Bentley
negro aparcado allí delante. Es tan bonito que logra resplandecer incluso en la oscuridad de la
noche. Precisamente en ese momento, el señor Carruthers sale del portal y pasa a su lado.
Imi lo reconoce y piensa: «¡Caramba, pero si es el faraón!».
Carruthers no se percata de su presencia. Tiene prisa, se mete en su automóvil de lujo y, en el
tramo de calle que separa Sloane Street del restaurante Zaika, habla con su secretaria:
–Señorita, no tengo mucho tiempo. Tome nota. Primero: quiero que ordene usted de inmediato
una transferencia de 500.000 libras esterlinas a favor del señor Imre Tóth (deberíamos tener
todavía todas sus datos bancarios, ha sido empleado nuestro). En el concepto escriba
«asesoramiento artístico» y prepare una falsa factura que firmaremos nosotros con un garabato
cualquiera. Segundo: llame el director de área de Inglaterra y comuníquele que a los directores de
la filial de