— Bien, al parecer la señorita está en cinta — Falcón frunció el ceño mientras el doctor se quitaba los guantes — aproximadamente de unas dos semanas — el alfa tragó —, aunque aún es bastante pronto para hacer un examen más detallado.
Cintia apareció de entre las cortinas que habían colocado para examinarla en su propia habitación y Falcón supo que había cometido el peor de los errores, incluso si no se acordaba aquello era algo de lo que no podía ni se permitiría escapar.
— ¿Lo ves? — dijo Cintia haciendo un pequeño gesto de dolor — no te dije mentiras y tú… tú me ofendiste ante mi familia insinuando que estaba mintiendo.
— No es momento de hablar de esto — miré al médico —. Puede irse, doctor, le llamaré si surge algún problema.
— Por supuesto, déjeme decirle algo, alf