¿Qué harías si tu alma gemela fuera un hombre lobo de otro país? Alejandra es una mujer lobo de Europa, que trabaja como ejecutiva de una empresa de cosméticos en Estados Unidos. Ella se ha alejado de su manada y de su naturaleza, buscando su propia independencia y libertad. Michael es un hombre lobo de Alaska, que es el heredero de una de las manadas más grandes y fuertes de todo el continente americano. Él se ha criado en un ambiente de poder y tradición, siguiendo las normas y las costumbres de su raza. Ellos se conocen en una reunión de negocios, y se reconocen como mates, almas gemelas, destinados a estar juntos. Pero ellos no quieren eso. Ellos quieren seguir sus propios caminos, sin ataduras, sin obligaciones, sin secretos. ¿Podrán renunciar a su amor? ¿O se dejarán llevar por su instinto? Descubre la historia de Alejandra y Michael, una historia de pasión, de aventura, de sorpresa. Una historia de amor entre dos lobos de dos mundos diferentes.
Leer másHoy es un día importante para mí, ya que dentro de poco recibiré la visita de unos inversionistas de Alaska, que podrían ser la clave para expandir mi negocio a nivel mundial. Estoy en Houston, Texas, donde trabajo como ejecutiva de una empresa de cosméticos desde hace dos años y ocho meses. Estoy nerviosa y emocionada, pero también ansiosa por volver a casa y ver a mis padres y a mis amigos Katy y James. Los extraño mucho. Ellos viven en otro país, muy diferente al mío, donde tengo una vida que nadie conoce.
Me llamo Alejandra Loughty Bacab, y tengo un secreto. Soy una mujer lobo, hija de dos razas diferentes. Mi padre se llama Logan loughty él es un hombre lobo inglés, rubio y de ojos azules, que ocupa el puesto de beta en su manada. Mi madre Ariche bacab ella es una mujer lobo mexicana, morena y de ojos azules, que era la tercera hija de un alfa en su tribu de origen latino para ser precisos de Mexico, casi no me cuentan mucho de mi familia materna, sus razones tendran y yo respeto.
Ellos se conocieron en un viaje de negocios, y se reconocieron como mates. Fue amor a primera vista, pero también un gran problema. Tuvieron que enfrentarse a la oposición de sus familias, sus manadas y los humanos, que los consideran monstruos. Yo nací de su unión, y heredé rasgos de ambos. Tengo el cabello castaño, la piel blanca, los ojos azules y una estatura de 1,77. Soy una mezcla de culturas, de idiomas, de sangres. Soy una anomalía, una rareza, una amenaza. Dicen que mi capacidad emocional y mi inteligencia me hacen diferente, tal vez porque mi abuelo paterno, al que aún no conozco, es un alfa en México. Por eso, mis padres me mantuvieron oculta, me educaron en casa, me enseñaron a controlar mi loba, que por cierto se llama Alina. Aprendí a defenderme con un amigo de mi padre, quien es el mejor en técnicas de defensa y en combate con armas, cuchillos y palos. Cuando aprendí a controlar a mi loba, que se transformó a los diecisiete años, un año antes de lo esperado, empezamos a hablar constantemente. No fue hasta los diez años que supe la verdad sobre mí misma, cuando escuché su voz en mi cabeza. Me asusté, creí que estaba loca, pero mis padres me explicaron todo. Me dijeron que era especial, que no era humana, que solo era una forma de mujer lobo, que tenía un destino, un plan de la Diosa Luna, que algún día encontraría a mi mate. Pero yo no quería eso. Yo quería ser normal, ser humana. Ellos eran libres, podían elegir lo que querían. Y por un instante, ya no quería ser una mujer lobo. Yo solo quería ser libre. Por eso, cuando terminé la universidad, a los dieciocho años, decidí irme a Estados Unidos, a buscar mi propio camino. Quería trabajar, viajar, conocer el mundo. No quería enamorarme, ni tener un mate, ni pertenecer a una manada. Quería ser yo misma, sin ataduras, sin obligaciones, sin secretos. Hasta hoy.
-Bienvenidos -digo mientras mi ser se estremece. Me presento y a mis asistentes, quienes me acompañan en esta reunión. Charles y Ammy se presentan estrechando la mano. Yo evito la mirada de aquel hombre y él, en un susurro, me dice: “Mía”.
-Aquel hombre estira su mano y me dice: -Mucho gusto, mi nombre es Michael Johnson. Tengo varias inversiones alrededor de este país. Me interesé en su empresa gracias a mi hermana, quien visitó su tienda departamental. Dijo que era impresionante y que sus productos eran de buena calidad. -Me sonríe con una sonrisa que me desarma.
No sé qué me pasa, pero siento que algo en mí cambia. Siento una atracción irresistible por ese hombre, que me mira como si fuera la única mujer en el mundo. Siento un calor que me recorre el cuerpo, que me hace temblar. Siento un vínculo que me une a él, que me dice que él es mi mate.
Pero eso no puede ser. Yo no quiero un mate. Yo no quiero ser una mujer lobo. Yo solo quiero ser libre.
Dijo que era impresionante y que sus productos eran de buena calidad. -Me sonríe con una sonrisa traviesa, de coqueteo. La verdad, me encanta. Creo que me estoy volviendo loca por este hombre lobo. Mi corazón se vuelve más rápido, así que respiro profundo y me calmo. Y le respondo:
-¡Me alegra mucho, Mr. Johnson! -exclamó Alejandra con entusiasmo. -Mi empresa está en crecimiento y tengo planeado expandirme en Europa. Por eso, le envié todo mi plan de desarrollo a su asistente, su hermana Emma. Ella se presentó muy amablemente y me escuchó con atención. Le mostré mi plan, junto con el presupuesto destinado, donde se incluye la producción y los gastos que tendría para poder situarme en Europa.
Emma, es una excelente secretaria, por supuesto. Ella me informó y me detalló su plan. Espero poder darle algunas opiniones y ayudarle a crecer, claro está, obteniendo ganancias y regalías. -dijo Michael con una voz seductora.
-¿Y qué le pareció mi plan? -preguntó Alejandra con curiosidad.
-Me pareció muy bien elaborado y muy ambicioso. Me gusta su visión y su pasión por lo que hace. Creo que tiene mucho potencial y que podría ser una gran socia para mí. -respondió Michael con sinceridad.
-¿De verdad? -se sorprendió Alejandra.
-Sí, de verdad. -afirmó Michael.
-Entonces, ¿está interesado en invertir en mi empresa? -inquirió Alejandra con esperanza.
-Sí, lo estoy. Pero no solo en su empresa. También en usted. -confesó Michael con una mirada intensa
-Claro entonces lo invito a tomar asiento y ver mi presentacion para poder llegar a un acuerdo el dia de hoy.
Hemos limpiado los alrededores de la mansión, quitando la sangre de los enemigos. Los omegas han demostrado ser leales, aunque sean débiles son valientes. Los juzgué mal. Alice y Luna fueron de mucha ayuda. Mis pensamientos salen- Michael, regresa rápido, no me gusta sentir esta angustia. Lo más probable es que no encuentren a nadie, él debe haberse teletransportado con magia al bosque oscuro, y Michael salió por el lado contrario, así que iba a una trampa. De igual manera, él es fuerte y tenía buena compañía, tal vez cree una matanza como la que he presenciado y salga victorioso. Sí, debe ser eso. Le daré unas horas más, estamos pronto a casarnos, él debe regresar.—Llegaron, llegó el Alpha, señorita Alejandra, llegó el Alpha —dice Alice, un poco ahogada por tanto correr.—¿Están bien? ¿El Alpha está bien? —pregunto angustiada.—Solo unos cuantos rasguños, nada grave, solo superficiales —dice la omega Luna.Salgo rumbo a la entrada de la mansión para recibir a mi amado, a mi mate. Te
Me he quedado en la manada para proteger y defender a los más débiles. Michael fue a cazar junto con los más fuertes para atrapar a ese desgraciado y a esos brujos traidores. Los omegas han sido de ayuda gracias a sus conocimientos. Se pudo detectar desde qué lugar se pudo conectar y acceder al link de la manada y lograr alterar a Michael.- ¿Estás bien, Alejandra? - me pregunta Alice, una de las omegas que se ha quedado conmigo en la casa del alpha. Es una chica dulce y tímida, con el pelo castaño y los ojos verdes. Tiene el don de la sanación, pero también es muy inteligente y hábil con la tecnología.- Sí, estoy bien. Solo un poco preocupada por Michael. No sé qué, pero algo está pasando, siento la furia, un enojo e impotencia, creo que, son emociones de Michael, supongo. - le respondo con una sonrisa forzada. Intento ocultar mi angustia, pero sé que ella puede percibir mi dolor. Somos lobas, y tenemos un vínculo especial con nuestros mates. Cuando ellos sufren, nosotras también.-
La confesión de Jenny me dejó helado. Después de todo lo que había hecho por ella, de abrirle las puertas de mi casa y de mi corazón, me traicionó. Se fue sin dar explicaciones, dejándome solo con mis dudas y mi dolor. ¿Qué la habría motivado a hacerlo? ¿Acaso estaba siendo amenazada por su tío y el mío? ¿O solo quería aprovecharse de mi confianza? Ella me había ayudado a encontrar a los traidores y a recuperar a Alejandra. ¿Cómo podía ser tan falsa? No podía entenderlo. Mis pensamientos me atormentaban. -Deja de torturarte por esa bruja -escuché una voz en mi cabeza. Era una voz que no reconocía o que no recordaba-. Mira lo que has logrado. Eres el alfa de la manada. Un puesto que debería ser mío. -La voz estaba llena de rencor y resentimiento. Luego oí un suspiro. -Así que eres tú, tío -respondí con seguridad-. No me das miedo. -Sabía que él era el responsable de todo. Se había aliado con los brujos para derrocarme-. Eres un cobarde. ¿Por qué no te muestras? Pero claro, sabes que n
Han pasado los días. Mi recuperación fue lenta, pero ya me siento mucho mejor. Michael me ha puesto al tanto de todo: desde quiénes fueron los responsables de aquel suceso, hasta lo del anterior beta, Chris, y su suplantación de identidad. También me ha contado que hubo más involucrados. Fueron bastantes los traidores, y el que comandaba la traición desde la manada era un viejo amigo y seguidor del tío de Michael. Me sorprende cómo pudieron hacerle eso a su propio alfa, quien vela por su supervivencia y mejora diariamente la calidad de la manada. Debió ser difícil sobrellevar esto él solo, sin involucrar a su familia. Puedo comprender el descontento de aquellos traidores por mí, pero si él es el destinado para ser el alfa, ¿por qué se atreven a desafiar el destino hecho por la diosa luna?—¿Cómo te sientes, Alejandra? —me pregunta el médico de la manada, un hombre de mediana edad y aspecto bondadoso es uno de los que atiende la clínica de la manada.—Mucho mejor, gracias. Ya no me due
Mi corazón se acelera, mi estómago se retuerce por la emoción y los nervios. No recordaba lo guapo que era Michael, mi mate, mi alfa. Como aquel chico que no recordaba me había marcado desde mucho antes como suya. Y no lo digo en el sentido que se espera cuando se tiene intimidad con tu mate. No, es diferente. Él me proclamó ante la Diosa Luna, y ella respondió cumpliendo su deseo. Desde mucho antes, nuestros destinos ya estaban unidos. Viéndolo bien, realmente es agradable su preocupación por mi bienestar. Siempre ha estado ahí desde niños, siempre cuidándome. Pero, ¿por qué no me lo contó? Solo una vez trató de explicármelo, pero se reprimió. ¿Cómo se habrá sentido al verme y saber que no lo reconocí? Debe de haber sido algo lamentable para él. —Debió ser difícil, ¿verdad?, pregunté con la cabeza agachada. —¿A qué te refieres, Alejandra?, pregunta entre lágrimas. Te refieres al haber estado distanciados unos días antes de aquel suceso, de tu fallido secuestro, en donde saliste heri
—Alejandra, alzo mi mirada. ¿Quién es él? ¡Qué guapo! Katy se me pega del codo, como haciéndose notar. Aquel adolescente, tal vez unos años mayor que yo, corre hacia mí y me abraza con fuerza. ¿Cómo estás? ¿Qué tal todo? Has crecido bastante. ¿Me extrañaste?, dice. Esto último suena triste, pues sé que mi mirada lo dice todo. —No, lo siento. No te recuerdo. ¿Quién eres?, pregunto, soltándome de su agarre. —Soy yo, Michael. ¿Te acuerdas? Con el que jugabas. Estuvimos juntos por un mes. ¿Ya te acuerdas? —Michael, ¿eres ese Michael? ¡Wow! ¿Qué haces aquí? ¿Cómo estás de alto? ¿Vienes con tu padre? Cómo pasa el tiempo. Hizo justicia contigo, por lo menos, sonrío. —Me alegra que aún me recuerdes. Sí, vengo con mi padre. Estoy en proceso de sucesión, así que esto hace parte de mis obligaciones. Vine contento cuando me enteré de que la conferencia sería de nuevo en Inglaterra. Sabía que podría verte. —Me alegra verte. ¿Y dónde te estás hospedando?, pregunto curiosa. —Eso no tiene import
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