33. EL REGRESO A LA MANADA
KAELA:
Estaba furiosa con Kaesar por dejarme sola en medio del bosque, permitiendo que los estúpidos Artea y Arteón me atacaran y me hirieran. No quería verlo; lo odiaba. Encontraría la manera de averiguar quién había atacado a mi padre y me había raptado a mí. Si había sido él, le declararía la guerra. Mi manada es fuerte y temida, aunque mi padre se haya dedicado a lograr la paz con todos. Los volveré a hacer temerarios.
Mi corazón latía con rabia, una furia contenida que sentía arder en cada fibra de mi ser. Los recuerdos de Kaesar me quemaban más que las heridas que Artea y Arteón me habían causado. No descansaría hasta saber cada detalle de lo ocurrido aquella fatídica noche en que mi mundo se hizo pedazos. La imagen destrozada de mi padre sigue viva en mi mente. Si Kaesar albergaba alguna culpa, si hubiera estado detrás de ello, mi venganza sería implacable.
Los haría recordar el temor que una vez inspiramos, los tiempos en que caminábamos con arrogancia y orgullo. Mi herenci