Arthur salió del estudio con una expresión que oscilaba entre la incredulidad y el desconcierto absoluto. Había algo en el aire, algo que no podía explicar, algo que parecía sacado de una película de ciencia ficción. Ethan Moreau, el hombre más implacable que conocía, el hombre cuya vida estaba completamente dominada por la precisión, el control y el trabajo incesante… ¿tomándose vacaciones?
No. No, eso no podía ser real.
Arthur se quedó unos segundos parado en el pasillo, mirando el vacío que se extendía frente a él, como si esperara que la revelación de lo que acababa de escuchar fuera algún tipo de pesadilla de la que pronto despertaría. Pero no lo era. Ethan había hablado en serio. Y si Ethan Moreau, un hombre que solía considerar las vacaciones un lujo innecesario y una debilidad, estaba planeando ausentarse… algo debía estar pasando.
El problema no era solo que Ethan estuviera considerando tomarse un descanso; era que lo estaba haciendo de manera completamente ajena a lo que Art