Los días previos a la boda fueron una locura para toda la familia. La casa de Ethan y Ava nunca había estado tan llena de actividad. No era sólo la celebración del amor de los dos, sino también la llegada de una nueva vida, la pequeña que pronto haría su entrada al mundo. La emoción flotaba en el aire como las burbujas de champán que siempre parecía tener alrededor.
Ava, con su creciente barriga, caminaba por la casa con una sonrisa en el rostro. Ya no era solo la mamá de Adrián y Donkan, ahora también lo sería de una niña que, de alguna manera, parecía que siempre había estado destinada a ser parte de su familia. Ethan, a su lado, había dedicado todos sus esfuerzos a hacer de ese día un acontecimiento memorable.
—¿Estás nerviosa? —le preguntó Ethan una mañana mientras ella elegía su vestido de novia.
Ava, con una mirada cómplice, le sonrió, acariciando su vientre.
—Un poco, pero sobre todo, estoy emocionada. Este es el comienzo de una nueva etapa, ¿no lo ves?
Ethan la abrazó por la c