39. ¿Vas a marcharte?
Asad mantuvo su firmeza al hablar.
— No me importa cuán poderoso creas ser. Si me traicionas, te encontraré y haré que rindas cuentas por tus acciones.
Amir sostuvo la mirada desafiante de su padre, sus ojos chispeaban con una determinación igualmente fiera.
— ¿Y qué? ¿Vas a enviarme a tus hombres para que me persigan como un criminal, padre? —respondió con sarcasmo, su voz resonando con un tono desafiante—. No sería la primera vez que intentas someterme a tu voluntad.
Said apretó los puños con fuerza, conteniendo su ira mientras observaba la tensa confrontación entre padre e hijo.
— No quiero tener que recurrir a eso, Amir —dijo Said con un tono de advertencia perceptible en su voz—. Pero si es necesario, lo haré para proteger lo que es mío y preservar el legado de nuestra familia.
Amir mantuvo una sonrisa desafiante, su postura mostraba firmeza y determinación.
— Lo que es tuyo, ¿verdad? ¿Crees que puedo ser tu propiedad, padre? No soy un peón en tu juego de poder, no me someteré a