—Porque quería impresionarte, quería que me vieras.
—Y lo lograste, ese día noté que eras hermosa —un nuevo golpe de rubor en las mejillas femeninas— Pero hoy me dí cuenta de que eres una mujer muy deseable, fantásticamente hermosa y perfecta.
—Gracias, de verdad haces que se me salgan los colores —dijo sonriendo.
—Lo malo es que me fijé en tí de una manera poco apropiada, tus formas son muy atractivas —dijo él con algo de bochorno.
—¿Te gusté? —le preguntó ella sin poder evitar la picardía.
—Para ser completamente franco… Sí, definitivamente sí —le dijo.
—Gracias por ser sincero conmigo, igual yo siento que puedo ser sincera contigo y confiar en tí —le dijo con los ojos brillantes— Además te debo la vida.
—Gracias por confiar en mí —le dijo él con gesto preocupado— Pero no sé si sería bueno que confiaras tanto en mí, hoy me sentí como una especie de patán porque quería admirar tu cuerpo.
—Pero eres un hombre sumamente atractivo, Steve —le dijo ella— Las chicas deberían caer rendidas