El repentino cambio de actitud de Domenico hizo que todo el salón se mostrara cauteloso y temeroso de hablar.
Su aura era irresistible, con una contundencia que no se podía rechazar, haciendo que los corazones de la gente se estremecieran y entraran en pánico, ¡como si pudieran correr un gran peligro al segundo siguiente!
El rostro de Flavia se puso ligeramente blanco y sus labios temblaron.
—Yo... ¡estoy haciendo esto por la familia Nieves!
Un atisbo de fría hostilidad cruzó las frías y duras cejas de Domenico.
Antes de que pudiera hablar, Urso rio suavemente.
—Si por la familia Nieves o por ti misma, todos nos conocemos en el corazón.
Urso se volvió hacia Domenico.
—Solo quiero preguntar, en cuanto me fui, irrumpiste en mi despacho con la gente y se llevó a Lorena, ¿para qué?
El ceño de Urso se hundió severamente y su voz se aclaró hasta los huesos.
Flavia hizo una mueca.
—¿No debería estar allí para hacerte una pregunta sobre tu plan privado?
—¿Quieres preguntarme o quieres aprovech