María la miró significativamente a la espalda.
En un principio, a Lorena le encantaba nadar, pero tenía un miedo natural al agua porque se había estrellado contra el mar, así que no se atrevía a nadar.
Se lo pensó, dio media vuelta y volvió a ponerse la ropa.
Emma acabó entrando en el vestuario y vio que el bañador de Lorena le quedaba bien y tuvo que ponerse el suyo.
Acabó poniéndose un gorro de natación y unas gafas y miró a Lorena con una sonrisa.
—¿Y bien? Nadie nos reconoce ahora.
Lorena enarcó una ceja, efectivamente, Emma había prestado especial atención al manejo del cuerpo desde que actuaba.
Estaba bastante irreconocible a menos que la miraras de cerca.
Emma se zambulló en la piscina con una floritura, uniéndose a ellas para dar una vuelta.
Lorena sonrió y se dio la vuelta para salir.
María observó con frialdad hasta que "Lorena" llegó a la piscina con su bañador claro, y luego se acercó lentamente a "Lorena".
La piscina era enorme, de más de cincuenta metros de largo, así que