Por la noche, Elena llamó a Lorena de improviso, sonando ansiosa.
Lorena se apresuró a posponer sus actividades nocturnas y fue a buscar a Elena.
Elena se encontró en un hotel bastante apartado y Lorena lo comprobó de nuevo antes de entrar.
Elena tenía un aspecto terrible cuando abrió la puerta.
Lorena se sobresaltó: —¿Qué te pasa? ¿Por qué estás aquí?
No pudo evitar echarse a llorar al ver a Lorena.
Lorena la consolaba un rato antes de que Elena diciera: —Mi madre firmó un contrato de apuestas con alguien. Perdió y debe un montón de dinero. Mi familia está arruinada.
Lorena se sorprendió: —¿Por qué no he oído nada de eso?
—Me enteré anoche, el usurero nos perseguía hasta la casa, y mi mamá se escondió aquí y salió esta mañana temprano a pedir el dinero. —Elena resopló.
Lorena estaba ansiosa y sorprendida, no tenía ni idea de esto.
Lorena tranquilizó a Elena: —Tranquila. Haré que alguien lo investigue enseguida, puedes quedarte en mi casa por ahora, y no te estreses por el dinero, teng