Al segundo siguiente, Polo abrió la puerta y él se quedó fuera, inexpresivo.
La trajo de vuelta a la villa, y su indiferencia que había estado oculta y contenida finalmente estalló.
Lorena palideció, sintiendo de repente un poco de miedo de él.
Polo la llevó a su habitación y cerró la puerta con fuerza.
Lorena se estremeció al oír el fuerte portazo.
Polo se detuvo y dejó de tirarle de la mano con tanta fuerza.
De momento estaba pálida, pero recelosa de él, y un poco asustada.
De repente, la agarró con más fuerza, aprisionándola entre sus brazos, y bajó la cabeza para besarla.
Pero ella se resistió y apartó la cabeza de su beso.
Él se volvió sombrío cuando la resistencia de ella le hizo sentir un momentáneo pánico, como si estuviera a punto de perderla.
Le acarició la cara, con la voz un poco ronca: —Lorena, ¿por qué me has rechazado?
Los ojos de Lorena se enrojecieron mientras trataba de alejarlo, su actitud un poco distante, —Polo, ya no quiero estar cerca de ti.
Polo se p