Emma se probaba varios vestidos esa mañana, era sábado, no había escuela y tampoco tenía que ir a la clínica, por lo cual, Dante la había invitado a ir de compras, al cine y en general a pasar el día juntos. Se sentía emocionada, aquello era como una cita…una que no habían tenido antes de casarse dadas sus curiosas circunstancias.
—¿Estás lista? —
Preguntaba Dante que llevaba ya un atuendo por demás casual. Unos jeans de mezclilla y una sencilla playera blanca, su peinado lucía algo desordenado, y unos lentes oscuros completaban su atuendo.
Emma se sorprendió de mirarlo así; se había acostumbrado a verlo siempre ataviado en sus finos trajes y sus peinados sofisticados que lo hacían verse todo el tiempo demasiado elegante. Acercándose a su esposo, se sentó en sus piernas y lo besó seductoramente logrando sorprenderlo.
—Te ves realmente guapo hoy, como si fueras un rebelde, me encanta ese look más relajado que hoy llevas — dijo Emma acariciando el cabello negruzco y rebelde de su marido