El suave llanto de un violín en la cercanía la despertó. Al juzgar por las sombras de la noche, había dormido más de lo normal. Pero, de todas formas, se sentía más cansada, como si no hubiera dormido nada.
Para colmo, sentía una extraña sensación de confusión en su mente, que le impedía recordar lo último ocurrido. Se incorporó sobre la cama, tratando de hacer memoria. Sin embargo, el sonido del violín la distrajo.Al parecer, no estaba lejos de su habitación. Lorette se atrevía a pensar que, en realidad, se encontraba en su habitación. Giró la cabeza en su búsqueda. Pero no vio nada. Solo estaba ella y nada más. De pronto, vio el sillón que se encontraba al costado de la cama y recordó lo ocurrido.«¡Oh! ¡Dios mío! ¿Cómo pude actuar así?»Se preguntó horrorizada mientras se tapaba la boca con la mano. Aquello la hizo sentir culpable. Pues realmente no podía controlarse. Volvió a ver hacía el sofá. Se sintió sola al pensar que, quizás,