—Ahora me dirás que te doy miedo, cuando todo este tiempo estuviste actuando como si nada fuera anormal…— insistió Lawrence con un dejo de ironía en su voz.
Aunque ella sabía que tenía razón, no estaba segura que responderle fuera algo necesario. Por el contrario, creía que, para la ocasión solo bastaría con dignarse a mirarlo a la cara. Como siempre lo hacía.Y no se equivocó al hacerlo. O al menos eso fue lo que le pareció al ver la sonrisa de satisfacción en los labios de Lawrence, seguido de un suspiro de resignación.—Bien, me conformaré con eso…— reconoció un tanto a regañadientes y otro tanto divertido por la situación en la que se encontraban.Era inevitable no sentir la necesidad de reírse como idiota ante aquella situación. Se daba cuenta que, tanto él, como ella, necesitaban una confirmación a sus dudas internas. No obstante, parecía ser que ninguno de los dos se atrevía realmente a dar el primer paso. Levantó la man