Al salir de su habitación, le ofreció el brazo para conducirla al comedor menor, donde tomarían el desayuno. Ella lo aceptó, sonriendo con coquetería, al posar sus manos en él.
Mientras caminaban por el pasillo, Lawrence notó como ella tanteaba su brazo y no pudo evitar sonreír divertido mientras ponía los ojos en blanco y hacia de cuenta que no se enteraba de nada. Para él, Lorette, parecía una niña que estaba buscando su próxima travesura.Y, eso le provocaba curiosidad. De modo que esperaría a ver qué sería lo que estuviera por decir o hacer. Solo por darle el gusto, tensó el músculo de su brazo, casi por casualidad, notando como el rostro de Lorette mostraba lo que parecía ser la sorpresa.— ¡Oh!¡Vaya! A simple vista, no pareces tan fuerte, Lawrence.— comentó Lorette sin dejar de caminar, completamente ajena a la sonrisa burlona de Lawrence.Una sonrisa que, por cortesía, intentaba reprimir una carcajada de burla. Pero que , por fal