—No. Claramente no —Doña miró a su marido con los ojos vidriosos. —Quiero mucho a Valentina. Es como si tuviera una segunda hija en ella. Pero tampoco puedo obligarla a quedarse si nuestro hijo sigue haciéndola sufrir.
Los hombros de Robby se hundieron, resignado. —Tienes razón.
—Por eso Mami se está esforzando tanto para que Alejandro empiece a ver a Valentina desde una perspectiva diferente.
Robby frunció el ceño. —No entiendo bien lo que quieres decir, Mami.
Doña sonrió, una sonrisa llena de estrategia.
—Dentro de poco... alguien se morirá de celos.
Robby miró a su esposa, cada vez más confuso.
Sin embargo, algo en el pecho de Doña le decía: el tiempo lo explicaría todo.
***
Encontrarse con Alejandro cerca de la habitación de Valentina hizo que el corazón de Doña estallara de alegría. Últimamente, no había nada que deseara más que la relación de su hijo y Valentina volviera a ser buena. Para Doña, Valentina era más que suficiente como nuera: bella, educada, con muchas habilidades..