Capítulo 5: Propuesta.

Andriano

   Observo el reloj cada cinco minutos, estoy ansioso por ver a... mi hijo, aún me resulta raro decirlo. No he podido dormir nada del miedo que me causa saber que él me puede rechazar, y con justa razón, no estuve presente en los primeros años de su vida.

    Tampoco es fácil dormir sabiendo que tú hijo no vive en un buen lugar, él no tiene porqué estar pasando por esa precariedad, él no tiene la culpa de las decisiones de su madre.

   Sé que ella es su madre y parece quererlo de verdad, pero si ella quiere lo mejor para nuestro hijo aceptará mi propuesta.

  Necesito viajar a Italia por unos asuntos de trabajos y eso no me gusta, porque si bien quería irme de este país, ahora ya no lo quiero y es que el saber que soy padre ha cambiado el rumbo de las cosas. No puedo irme dejandolo, él necesita de su padre aunque se nos haya negado ese derecho durante casi cinco años.

    Aún no se lo he dicho a nadie, y no creo que sea lo mejor hasta el momento. Ahora sí me siento culpable, he traicionado a mi hermana al haberme metido con esa mujer y ahora resulta que tengo un hijo. No podría verle a la cara para decirle tal cosa por eso espero que Charlotte acepte y se mantenga al margen.

    No quiero ocultar a mi hijo, pero no pienso hacerle pasar a mi hermana por esto, no quiero que recuerde su pasado por culpa de esta mujer.

 *

   Estacionó mi auto al frente de su departamento, y me bajo del vehículo para seguidamente agarrar unos regalos que he traído para mi hijo. 

  Todo el mundo me observa y eso me irrita, odio que la gente se meta con mi vida privada.

   Ignoro esas miradas y camino hacia la entrada de ese lugar no sin antes poner la alarma a mi auto.

    Tocó varias veces la puerta y después de unos minutos está se abre dejándome ver a una Charlotte apurada.

-¡Oh Dios, lo había olvidado!-exclama negando levemente mientras me observa.

-Dijiste que lo haríamos hoy, lo demás puede esperar.-digo con seriedad e inmediatamente su mirada se oscurece y parece querer matarme, ¿Y ahora que dije?

  

-Si, por supuesto, mis obligaciones no son importantes y tampoco el hecho de que mi hijo deba ir al jardín.-dice al tiempo que me fulmina con la mirada.

-¿Acaso tienes que ir a escoger un vestido para tu conquista de esta noche?-pregunto irónicamente y lo que recibo de respuesta me deja perplejico, ¿Me ha golpeado? Si, la muy descarada me ha dado una bofetada.

-Ya estoy harta de que intentes denigrarme, así que ve bajando dos cambios o vete olvidando que te permitire ver a mi hijo porque no quiero que se crié viendo tú ejemplo de como tratas a las personas por solo creerte mejor que todos.-me dice sin ni un poco de arrepentimiento por haberme golpeado.

-No vas a volver a alejarme de mi hijo que te quede claro.-le advierto.-Se lo diremos de inmediato así puedes cumplir con tus clientes sin que me entrometa.-le digo y antes de que pueda decir o hacer algo entro a su departamento.

-Algún día te tragarás tus palabras y no podrás remendar el daño causado.-dice a mis espaldas, pero la ignoro olímpicamente.

-Mami, debemos irnos que se hará tarde.-le dice mi hijo e ignorando mi presencia corre hasta donde se encuentra su madre.

-Ya nos vamos, pero primero debemos hablar, amor.-le explica al tiempo que lo alza en sus brazos.

-Ya no quiero que él sea mi papá.-dice dejándome desencanjado.

-Mi amor, ¿Por qué dices eso?-le pregunta su madre con suavidad y hasta me sorprende porque nunca la había escuchado hablándole a alguien de esa forma.

-Porque él te ha dicho cosas feas.-dice Fabiano escondiendo su rostro en su cuello.

    Ya se lo dijo y le hizo creer que soy el malo, por eso me pidió tiempo porque quería ponerlo en mi contra.

-No es así, amor.-le dice Charlotte antes que pueda decir algo.-Son cosas de adultos, él es tu padre y te ama, yo estoy bien ¿Si?-le dice en voz baja, pero logro escucharla.

    Debo mantener mi boca cerrada cuando mi hijo está presente.

-Lamento si sentiste que moleste a tu madre.-me disculpo al tiempo que le dejo los regalos en la mesa que hay en la sala.

-¿No la vas a volver a poner triste?-me pregunta mirándome con el ceño fruncido.

-No, cariño.-le digo sabiendo que lo que menos se pone su madre es triste, a esta mujer no le importa nadie y parece ser que él único que todavía cree que es una buena persona es mi hijo.

-Bien, entonces... te acepto, pero debes cuidar de nosotros.-me dice inocentemente y sus palabras calan hondo en lo más profundo de mi ser. Es un niño muy inteligente, y eso me sorprende porque apenas tiene cuatro años.

-Lo prometo.-le digo con seguridad.

-Mami, ¿Me bajas?-le pide y está le sonríe con dulzura antes de bajarlo.-Hola, papá.-me dice cuando llega a mi lado y esa simple palabra me emociona, él es mi hijo, y aunque lo conozco de ayer ya lo amo, él es una parte de mi.

-Hola, hijo.-correspondo a su saludo al tiempo que me agachó a su altura.-¿Puedo abrazarte?-le pregunto con un poco de temor a que me rechace, él no responde mi pregunta, pero de un solo movimiento se prende de mi cuello.

   Cuando reacciono lo abrazo a mi cuerpo disfrutando de ese momento de padre e hijo, él se ha convertido en lo que más amo, no necesite tiempo para eso simplemente se dió y ya.

 

    Después de varios minutos él se separa de mi y regresa a lado de su madre.

-Te he traído unos regalos.-le digo sonriendo torpe e inseguro, no quiero que mi hijo vuelva a rechazarme.

-Yo... no puedo aceptarlo.-susurra mirando el suelo.

-¿Por qué no?-pregunto confundido.

-Puedes aceptarlos, amor.-le dice su madre e inmediatamente capta su atención.-Me refería a los estraños cuando te lo dije.-le explica con suavidad.

-¿Entonces puedo agarrar los regalos?-le pregunta mirándole esperanzado.

-Puedes, mi cielo.-le dice con dulzura y eso basta para que mi hijo se acerca a mirar lo que le traje.

-Gracias, papá.-me dice agradecido y aún esas palabras siguen sonando raras, no puedo asimilar del todo que soy padre.

-Un placer, cariño.-le digo concentrándome en sus gestos, es como si nunca hubiese recibido tantos regalos.

-Amor, despídete de tu padre porque se nos hace tarde, luego puedes pasar más tiempo con él.-le dice rompiendo nuestro momento.

-Adios, papá.-me dice mi niño dejando los regalos en dónde estaban para volver con su madre quien entrelaza una de sus manos con la de él y con la otra agarra la mochila de nuestro hijo y empieza a caminar hacia la salida como si no estuviera allí.

-Puedo acompañarlos hasta su auto.-me ofrezco.

-¿Auto? ¿Tenemos un auto mami?-escucho que mi hijo le pregunta a su madre emocionado, ¿Acaso no tienen uno?

-No, no tenemos uno amor, por ahora caminaremos, pero mamá conseguirá uno muy pronto.-le explica con dulzura cuando nos detenemos afuera del departamento.

-Oh, yo... ¡Está bien, mami! ¿Yo puedo elegirlo?-le pregunta esperanzado.

-Tú escogeras hasta el mínimo detalle, mi amor.-le dice y puedo notar que está un poco tensa.

-¡Si! ¡Vamos mami!-le dice eufórico.

   Ellos siguen si camino y me siento un intruso entre ellos, pero tendrán que acostumbrarse a mi presencia porque no pienso alejarme de mi hijo.

-Necesito hablar contigo Charlotte y puedo llevarlos.-le digo intentando pasar más tiempo junto a mi hijo.

-Gracias, pero no es algo nuevo para nosotros y con respecto a lo otro, puedes ir a la cafetería que está a unas cuadras dentro de una hora si quieres hablar.-me dice sin detenerse.

-Bien, entonces, nos juntaremos a charlas mientras tomamos un café, me parece bien.-digo haciéndome la idea de que tengo que llevar la fiesta en paz si quiero que ella acepte mi propuesta.

-Aja, tomar cafecito.-escucho que dice irónicamente.

    Ellos se pierden por las calles y me quedo ahí parado pensando en todo lo que ha pasado.

*

   Manejo por las calles de ese barrio tratando de encontrar la dichosa cafetería, y para mí suerte la encuentro rápidamente.

    Estaciono mi auto y me bajo para empezar a caminar hacia la entrada de la cafetería, tengo varias miradas encima, pero las ignoro mientras trato de localizar a Charlotte en alguna de las mesas, pero no logro encontrarla, tal vez me ha dejado plantado.

    Pienso en que ha sido una mala idea ir allí, pero entonces la veo, y lo que veo me deja confundido, ella está sirviendo en la barra junto a otros dos chicos.

    No parece reparar en mi presencia y eso me permite observarla con detenimiento, parece que trabaja aquí, ¿Pero cómo es eso posible? Creí que esa mujer no sabía ni lavar un plato, y que solo se preocupaba porque le haría a su cabello o que ropa usaría, pero cada vez me sorprende más, es como si tratara de esconder su verdadera personalidad.

   Dejo de lado mis pensamientos y me encaminó hasta donde se encuentra, después de todo ella nno me importa en lo más mínimo, y si no fuera porque tenemos un hijo ni siquiera me detendría a mirarla.

-Charlotte.-pronuncio su nombre provicando que se sobresalté y en consecuencia, un vaso de vidrio caiga al suelo rompiéndose en el acto.

-Oh, mi Dios,... No, no puede ser.-susurra preocupada.

-Pequeña, no lo toques que puedes cortarte.-le dice el niño que está a su lado, ¿Por qué la llama así? ¿O por qué la mira así?

-Ella me descontará esto.-dice desesperada al tiempo que se agacha para intentar limpiar los restos de vidrios, pero ese se lo impide.

-No lo hará, y si lo hace juntaremos entre todos para pagarlo.-le dice tratando de convencerla.

-Yo lo pagaré.-digo con seriedad interrumpiendo su estúpida charla.

-Buenos días, señor, puede esperar en una mesa y enseguida estaremos tomando su pedido.-me dice ese tipo que no hace ni el más mínimo intento de alejarse de la madre de mi hijo.

-Estoy aquí para hablar con esta mujer así que no necesito que nadie tome un pedido.-respondo sin importarme si he sonado borde.

-Hablare con él y enseguida recojo.-le dice al tiempo que se levanta para salir de atrás de la barra y acercarse a mi.-Tiene que ser rápido así que espero sepas que quieres decirme.-explica y sin ni un tipo de interes camina alejándose de mi.

-Seré directo, me darás la custodia completa de Fabiano, le daré mi apellido, me haré cargo de él, y a ti te depositaré una buena cantidad de dinero en tu cuenta bancaria y la satisfacción de sentirte libre para disfrutar de tú juventud.-le digo mi propuesta apenas nos detenemos.-Y todos felices.-concluyo mirándola fijamente.

-¿Acaso tienes alguna falla en tu cerebro? ¡Porque estás muy equivocado si piensas que me vas a comprar con tu sucio dinero! ¡Es mi hijo, mío y no está a la venta, imbécil!-me grita enfurecida y se que más de uno nos está observando por el espectáculo que estamos dando.-No se si eres ciego, idiota o te importa una m****a, pero no tengo un maldito auto, no tengo dinero y me enfurece que trates de joderme, pero lo que más me molesta es que metas a mi hijo en esto. -me dice con odio.-Jamás escúchame bien jamás podrás separarme de mi hijo, él es lo único que amo y es mio, así que vete al diablo con tú maldito dinero.-dice mirándome de la peor forma.-Te deje verlo, le hable de ti e incluso pensé en dejarlos pasar tiempo juntos, ¿Y tú me lo pagas así?-me pregunta dolida y por un momento eso me deja desencanjado, pero ella no me rece nada bueno, ella misma se ganó cada cosa y si está así es por su culpa.

-Es fácil, solo debes aceptar y no tendrás que volver a preocuparte por dinero nunca más en tu vida.-le explico con seriedad.-No sé porque terminaste en este asqueroso lugar, pero mi hijo no tiene la culpa de tus decisiones así que si en verdad lo amas y quieres lo mejor para él aceptarás esto.-le digo con dureza.

-Cada palabra que dices me confirma que eres solo un hijo de p**a que quiere seguir vengandose por lo que le hice a su hermana y ahora estoy sudando en que en verdad quieras a mi hijo, ¿Acaso solo quieres quitarmelo para vengarte? ¿Se lo presentarás a todos como tú hijo? ¿O serás tan malnacido como para ocultarlo porque es mi hijo y no quieres lastimar a tú hermanita?-dice todo sin dejar de mirarme con odio.

-A mi hermana no la metas en esto.-le advierto furioso de que se vuelva a meter con mi hermana.-Y cómo comprenderás lo mejor es que nadie sepa que eres la madre de mi hijo, eso solo le traerá vergüenzas y problemas innecesarios.-explico con simpleza.-Tienes dos opciones, o aceptas por las buenas o te demando y sabes quién terminará ganando.-concluyo ya cansado.

-Eres igual que todos, un maldito que se cree inmune, pero todo vuelve y el día que abras los ojos te arrepentiras, pero jamás te perdonaré el que estés intentando sacarme a mi pedacito de cielo. Tú no tienes ni idea de lo que hago por él, y tampoco me interesa que lo sepas, hace mucho he dejado de defenderme eso solo es perder tiempo porque de todas formas todos ya me han condenado, pero nadie,... nadie puede decirme que me gusta que mi hijo viva en estás condiciones porque no es verdad, ¡Tú no estuviste cuando me enteré de su existencia! ¡Cuando tuve que trabajar hasta el día que nació y tener ese miedo de que algo le sucediera! No sabía nada de bebés, no tenía a nadie, y de todas formas lo enfrente porque no soy una m*****a cobarde. Tú no estuviste cuando se enfermo, ¿Acaso te has preguntado si ha tenido frío, si todos los días he tenido para alimentarlo? ¿Te has preguntado si siempre hemos tenido un techo bajo nuestras cabezas? ¿Si han intentado lastimarnos?-me pregunta con rencor.-No, no lo has hecho... porque solo piensas en tí y en tú hermana, en lo que para ti es correcto, pero ¿Dónde queda mi hijo en esto? Piensa bien lo que haces Andriano, y si lo que quieres es sacarme a mi hijo pues prepárate porque nadie ni siquiera un juez pagado por ti lo logrará.-dice lo último en un hilo de voz.

-Yo... no había pensado en eso.-confieso sintiéndome un maldito bastardo por no haber pensado en la posibilidad de que mi hijo haya estado mal durante el tiempo que no supe de su existencia.

-Ese es el problema, tú no piensas si con tus acciones puedes lastimar a alguien, solo actúas según tu beneficio.-dice negando en desacuerdo.-Debo trabajar así que luego hablaremos, y no intentes nada porque soy capaz de cualquier cosa por proteger a mi hijo.-me advierte.

-Solo sabes amenazar.-digo irritado.

-Si lo que me has dicho no es una amenaza, entonces ¿Qué es?-pregunta irónicamente.

-Eso es lo mejor que puedes hacer por nuestro hijo.-aseguro una risa seca sale de sus labios.

-¿Todo bien? Están dando un espectáculo y sabes que pueden avisarle a la jefa.-dice ese tipo llegando a nuestro lado.

-No es de tu incumbencia.-digo con dureza.

-Mire señor todo lo que tenga que ver con Char es de mi incumbencia, ¿Estás bien, pequeña?-le pregunto con suavidad.

-Si, el señor ya se iba.-dice dándome a saber que está charla ha finalizado.

   Salgo de allí furioso por no haber conseguido lo que quería, pero lo haré ella tendrá que ceder o buscaré otra manera, después de todo en el paso logré llevarla a la cam y tal vez ... Esa sea la forma de conseguir lo que deseo.

   Buenos días, espero que hayan disfrutado del capítulo y si es así déjenlo en los comentarios.

  Volví jaja... Estoy hasta la cabeza de tantas cosas que tengo que hacer con la facultad, ni siquiera tengo muchas horas libres, pero eso no será un impedimento. Lo que si voy a hacer actualizaciones cada vez que pueda porque no quiero decirles tal día y después se me es imposible cumplirlo.

  Nos leemos pronto.

    Estefanía... Saludos ❤️

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo