160: El sacrificio valdrá la pena.
—¡Alan! —exclama Saúl, acabando con un humano mientras su corazón da un vuelco.
Alan escucha el grito, pero Aslan consigue tomar el control de su cuerpo, esquivando el arma de plata del humano. Luego Alan toma el arma de su mano y justo cuando va a acabarlo, este exhala su último aliento.
Saúl se acerca corriendo, jadeante, asustado.
—Estoy bien, amigo —dice Alan, palmeando su hombro.
Pero la batalla continúa cuando todos salen del asombro. Los humanos, aun sin ver bien, no se rinden. Y los cambia formas atacan con más facilidad. La zona roja se enciende en llamas, esta se esparce y pronto todo se ve envuelto en ellas.
Mientras tanto, Dania recita las palabras de la profecía, aferrada al pelaje de Near que se ha tornado de luces amarillas y azules, formando un color casi verde. Y el lobo contiene sus gemidos de dolor.
Dania tenía razón. Esta energía lo debilita mucho más, es como si sus órganos estuvieran siendo consumidos lentamente. Su mente comienza a jugar con ellos, obligándolos