Nadie entiende lo que está sucediendo. De repente, cambia formas quedan arrodillados o atónitos ante mujeres y hombres Guardianes, reclamando “compañero”, “compañera”. Y los humanos, con los corazones antes endurecidos por su misión y la Guerra, se erizan hasta la medula, rompiendo sus escudos invisibles.

—Oh Diosa —jadea Duncan, mirando el cielo—. De esto se trataba…

La realización golpea de sorpresa a muchos, pero ya hay otros derribados por el dolor.

Las Maxwell aún en el suelo con el cuerpo muerto del Alfa, sollozan, intentando buscar una razón para levantarse, pero no la consiguen.

—Mamá… ¡Mamá!

Atenea se desploma al lado del cuerpo de su compañero, desmayada del dolor. El liderazgo corre a auxiliarlas con lágrimas en los ojos.

Los humanos que antes estaban atacando, se conmueven por la triste escena.

—¿Qué están haciendo? ¡Ataquen! —ordena una voz a sus espaldas.

Los humanos apuntan, con las manos tensas, otros temblando, hacia los “enemigos.”

Algo ha cambiado en ellos. Ninguno