153: Mi lobo.
En cuando Octavio tiene a Astrid en sus brazos, su licántropo comienza a emanar sus feromonas para sanarla. Con los ojos llenos de lágrimas, le pide a Benjamín que también le dé a Oziel Junior quien no deja de llorar. Y cuando lo acerca a su madre, y a él, el cachorro se calma.
Poco a poco, Astrid reacciona. Lo primero que ve, es a compañero, su cachorro, luego al restante de su familia.
Su corazón recibe una punzada.
Lo sabe, son sus padres, se desmayó de dolor en cuanto lo supo. El dolor sigue quemándola lentamente por dentro, pero sus lágrimas salen en silencio, no queriendo asustar a su bebé.
Octavio une su frente con la de ella, él diciéndole por enlace que lo siente. Ella también diciéndole lo mismo, porque si sus padres murieron, la abuela de Octavio también.
Entonces sus vellos se erizan, su mirada busca a la niña.
La pequeña Abbie que llora en silencio por la muerte de su abuela, está abrazada a su hermano Dustin.
—Abbie… cariño, mírame —le pide.
Octavio mira entre ambas, sin