En Silver Lake, tras haber pasado el día miércoles silencioso por los caídos, el jueves llega con otra energía.
Es mediodía, en el bosque, cuando Abbie ríe mientras Dania hace bailar hojas a su alrededor.
—¡Otra vez, por favor!
—Abbie, déjala tranquila —le dice Esther.
La niña hace un puchero y Dania vuelve a hacer bailar las hojas, sacándole risas contagiosas.
—Ya sabemos quién no va a tener mano firme con su hija o hijo —agrega Astrid.
Las tres ríen. Habían decidido ir al bosque después del almuerzo, con los hombres en la cabaña hablando sobre las nuevas estrategias y la designación de un nuevo Gamma.
—Tal vez sí, tal vez no —opina la bruja, alzando los hombros—. Lo único que me importa es que crezca sano y que tenga buen corazón.
—¿Exactamente cuánto tiempo tienes? —Se acerca Esther, notando su barriga casi plana.
—Al menos un mes, no estoy segura…
—Pero los embarazos de cambia formas avanzan rápido. Tienen un periodo de seis meses —señala Astrid—. Aunque Oziel Junior nació de cinc