Alyssa se siente optimista

Lucas Harper, rió de buena gana al escuchar a la chica y se volvió para mirar a su tía Agnes quien lo miraba con ojos llenos de picardía, y se alzaba de hombros.

— Tía Agnes, muy tímida la joven ¿No?— le dijo Lucas divertido.

— Señor Lucas, usted tiene un problema y yo puedo ayudarlo,— dijo Alyssa— yo tengo problemas, usted me puede ayudar.

— Lo sé, solo que me sorprende que seas tan despierta para hacer negocios— dijo Lucas— me esperaba alguien, más tímida, pero tienes las uñas afiladas.

Lucas soltó nuevamente una carcajada a lo que la chica reaccionó levantándose para retirarse.

— Creo que mejor me voy a mi cuarto señor— dijo Alyssa — yo tengo cosas que hacer.

— ¡Hey!— exclamó Lucas— ¿Por qué te vas? ¡No hemos terminado!

— Usted solo se está burlando — dijo la chica— y yo no estoy para sus burlas.

— A ver, vamos aclarando bien los términos— dijo Lucas— solo me sorprende lo buen negociante que eres, esperaba a alguien sumiso, por eso mi risa, no por burla. 

Alyssa, volvió a sentarse, esta vez en el borde de la silla, estaba renuente a ser parte del sarcasmo de Lucas.

— Está bien, voy a oír lo que tenga que decir— convino Alyssa.

— Disculpa por mi risa— dijo Lucas— estoy bastante nervioso, no me gusta el matrimonio y si estoy haciendo ésto es por una obligación. 

— Lo entiendo—dijo la chica— yo no conozco mucho del mundo exterior, pero tampoco soy neófita, ni ignorante, hablo tres idiomas con fluidez y me encanta el mundo de las finanzas.

— ¡Ah caray! ¡Eso sí no me lo habías dicho tía Agnes! — dijo Lucas sorprendido— es bueno ir entendiendonos, le dije a mi padre que en un mes sería la boda. 

— Yo cumplo en 19 días mis dieciocho, ¿La boda dónde será señor Lucas?— dijo Alyssa.

— Alyssa, si me vas a llamar señor Lucas, este matrimonio no convencerá a nadie— dijo él divertido— Llámame por mi nombre o cualquier otro, menos "señor"

— Disculpa— dijo ella con timidez. 

— Está bien— dijo Lucas— la boda será exactamente en treinta días yo me encargo de todo, creo que debe ser en casa de mis padres, una semana antes de la boda te vendré a buscar. 

— Me parece perfecto — dijo Alyssa— me imagino que usted no desea, que yo llegue con mi ropa sencilla y barata, ¿verdad?

— Voy a depositar en tu cuenta suficiente dinero para tus compras personales— prometió Lucas—¿ tienes cuenta bancaria?

— No se… Lucas— dijo Alyssa. 

— Vamos entonces a solucionar eso— dijo Lucas— ya venimos tía, quieres que te traiga algo?

— Lo que desees será bienvenido— dijo Agnes con sencillez. 

Salieron y en dos horas regresaron, Alyssa se veía más relajada y Lucas manteniendo distancia.

— Tía voy a decir que conocí a Alyssa y quedé flechado por ella y así cuando la lleve, mi padre quedará satisfecho con la historia — dijo Lucas Harper antes de despedirse.

Después que Lucas salió, Alyssa se volvió a la monja con cara muy seria. 

— Ahora mi querida hermana Agnes— usted; ¿porque le encanta inventar?— reclamó Alyssa—¡voy a casarme apenas tenga dieciocho!

— Y tendrás casa, comida y un buen sueldo— dijo Agnes— vi la oportunidad para ti y la aproveché.

— ¡Eres tremenda!— dijo Alyssa— además diciendo que soy tímida y sumisa, sabes que soy muy lista y despierta.

— Lo importante es que mi sobrino aceptó hacer el contrato matrimonial— dijo la hermana Agnes sonriendo.

— Es muy guapo,— dijo Alyssa— ¿Por qué no le gusta el matrimonio?

— Le encantan las mujeres Alyssa— dijo Agnes— dice "¿para que ser de una mujer si hay miles para escoger?" y todas dispuestas a darle lo que le daría una esposa. 

— ¡Mira, qué pícaro es!— dijo Alyssa— yo con tal de estudiar y buscar a mi madre, que haga lo que le dé la gana.

— Él es muy buen chico, pero no le gusta el matrimonio—dijo Agnes— creo que Jacob, mi hermano, no conocerá nietos. 

— Es triste por ese lado, pero yo con todos sus millones tampoco me casaría— dijo Alyssa muy seria— viviría mi vida loca. 

— Si eres sinvergüenza, tú también— dijo Agnes sonriendo — así no lo vas a ayudar a cambiar.

— ¿Y quien te dijo que yo voy ayudarlo a cambiar — dijo Alyssa— es su vida y yo allí no voy a meterme, hermana Agnes. 

— Es cierto es solo un negocio para ambos— dijo la hermana Agnes— solo espero, que todo resulte bien.

—Resultará, ya veras— dijo Alyssa emocionada— voy a contratar un detective privado para buscar a mi madre, podré estudiar, estoy entusiasmada. 

— Me alegra que mi loca idea te beneficie mi muchachita— dijo la hermana Agnes con ternura. 

— ¡Te quiero hermana Agnes!— dijo Alyssa.

— ¡Y yo a ti! — respondió Agnes— me parece que fue hace poco que te encontramos en la puerta de la iglesia. 

— Ya van a ser dieciocho años hermana Agnes— dijo la chica— ¿Qué angustias viviría mi madre que tuvo que dejarme abandonada?

— No pienses en eso Alyssa— dijo Agnes— es algo que me entristece.

— A mí me da ánimo hermana Agnes— dijo Alyssa— cada día pienso en ella, algún día la he de encontrar, ahora con éste trabajo que voy a tener, mi madre está más cerca.

— Viéndolo desde ese punto de vista, sí— convino la hna Agnes— y no te da curiosidad saber ¿quien es tu padre?

— No mucho, cuando pienso en él— dijo Alyssa— solo me viene a la cabeza que debió ser un desgraciado, que abandonó a mi madre.

— ¿Cuándo vas a ir de compras?— preguntó la hermana Agnes, cambiando el tema — Debes comprar muchas cosas, no tienes sino, puros trapos.

—Eso, pronto cambiará hermana Agnes, lo que más me gustará de mi trabajo— dijo Alyssa con optimismo— es que ya no me va a preocupar más el dinero.

— Bueno hija, vamos a ocuparnos de los quehaceres— dijo la hermana Agnes— sino la madre superiora nos llamará la atención por ociosas.

Se internaron por los pasillos del convento cada una sumida en sus pensamientos; la hermana Agnes en su vida sencilla y Alyssa en ¿cómo estaría viviendo su madre ahora? Si era que estaba viva.

Solo sabía que era de apellido Wright y que su nombre era Candy, nunca lo olvidaría, tenía una pequeña nota. 

"Por favor cuiden a mi hija, se llama Alyssa Wright "

                 Su madre; Candy.

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