La historia de Candy Wright

Candy Wright,era una chica de origen muy pobre, tenía que trabajar para ganarse la vida, su madre tenía 2 hijos más, ella era la mayor, no conoció a su padre, muy poco fue a la escuela, había que trabajar para poder comer.

A los doce años empezó a trabajar en casa de gente rica, así fue llenando su vida de experiencias domésticas, a los dieciocho años trabajaba en una casa donde había un joven también de unos dieciocho años, quien empezó a enamorar a Candy.

Las promesas eran diarias; que la amaba, que la sacaría de la pobreza, que confiara en él, así poco a poco la fue convenciendo y así terminaron, durmiendo juntos.

Un día, ella le dijo que estaba embarazada ¿que iba a hacer? Deberían casarse y buscar un lugar para vivir!

Él le dijo, que hablaría con su madre, para que los dejara vivir allí.

La madre del muchacho se enojó mucho, le gritó que él jamás podría casarse con ella, que Candy era muy poca cosa, él le dijo a su madre que ella estaba esperando un hijo de él.

Su patrona, en ese momento, le había dado una bofetada a Candy por haberse metido con su hijo. Ella no podía creer tanta crueldad de parte de aquella mujer.

La había insultado por ser tan calumniadora, que se mirara en un espejo, que le daba asco, de solo imaginar a su hijo durmiendo con una sirvienta sucia como ella.

La echó a empujones, como a un perro le dijo que la calle era su destino, y él muchacho solo salió tras ella para entregarle una cadena con un dije, y prometió buscarla un día para vivir con ella y su hijo.

la madre de Candy, cuando se enteró del embarazo, le instó a que abortara al bebé. Candy no quiso y su mamá le dijo: "Que sí lo tenía, debería regalarlo, porqué tenía demasiadas bocas que alimentar.

Ella consiguió trabajar en otra casa, hasta que se le notó la barriga, le pidieron que se fuera, porque iba a tener a un bebé y no podía trabajar con un niño tan pequeño.

Su mamá la atendió en el parto, no fue a un hospital y después de dos días la hizo ir muy de madrugada, a una iglesia cercana, donde trabajaban y allí abandonó a su hija pequeña, colocando en el cuello de la bebé, aquella joya que le había regalado el muchacho.

Su corazón se partió en pedazos ese día, al dejar abandonada a su hija para siempre, pasó esa semana llorando, pero cuando fue a la iglesia para ver si él párroco sabía algo, nadie sabía nada.

Candy estaba recordando a su hija ahora, pronto cumpliría años, ella después de eso se dedicó a trabajar sin descanso para olvidar ese horrible episodio en su triste vida.

La hermana Agnes también tenía recuerdos del día que llegó Alyssa a su vida; iba muy temprano a la iglesia, el padre estaba enfermo y la madre superiora la envió a preparar el desayuno con otra hermana.

Al llegar a la iglesia, vieron una caja, al acercarse con cierto recelo, vieron que tenía unas mantas y dentro de todos esos trapos había un bebé.

Lo primero que pensaron fue dejar al bebé allí,pero la hermana Agnes dijo que mejor la llevaran al convento y allí verían dónde la ubicaban.

Así lo hicieron, una de las hermanas se quedó en la iglesia y la hermana Agnes se fue al convento con la bebé, pues se dieron cuenta que era una niña, entre todas la iban a cuidar, todas las hermanas acordaron decir, que la habían dejado a las puertas del convento.

En la tarde cuando la noticia de la bebé era conocida por todas las monjas del convento, la madre superiora las estaba esperando para que explicaran de donde había salido aquella bebé.

La hermana Agnes quien era la de la idea, dijo "que saliendo del convento esa mañana, vieron un caja a un costado de la puerta, y tuvieron recelos con la caja, pero después vieron que era una bebé y la tomaron".

Les dio tristeza dejarla allí, en medio de tanto frío, lo mejor que se les ocurrió, fue dejarla en el convento, que mejor lugar para criar a una bebé, abandonada por sus padres.

La madre superiora dijo, que mejor llamaran a las autoridades y ellos solucionarían el futuro de la bebé, pero la hermana Agnes habló a solas con la madre superiora y la convenció de que la bebé se quedara a vivir con ellas.

La hermana Teresa que la ayudó a cuidar a Alyssa había encontrado la nota entre las mantas y se la había dado a la hermana Agnes, también tenía una cadena, que se veía valiosa.

Ella había pensado que aquella joya no concordaba con la pobreza de las ropas de la bebé, pero era de la niña por haber venido en su cuello; la hermana Agnes, había guardado en una cajita, la ropa de Alyssa, la nota y la cadena.

La hermana Agnes, fue hasta su habitación y buscó en un lugar bien recóndito de su closet, una caja envuelta, ella la guardaba con mucho celo, contenía la joya, que trajo Alyssa en su cuello.

Cuando cumplió los quince años le había entregado la pequeña nota, prometiendo que cuando cumpliera los dieciocho le entregaría un obsequio más.

Alyssa se había emocionado mucho con aquel pequeño pedazo de papel, pero no había hecho preguntas sobre su segundo obsequio, así era ella, muy prudente y paciente.

En unos días le entregaría éste obsequio, que de seguro abriría las puertas para encontrar a la madre de Alyssa, algo le decía a su corazón que allí radicaba el origen de ésta muchacha.

Al día siguiente, salieron de compras, Alyssa vio vestidos, zapatos, lencería femenina, accesorios, carteras, se sentía por primera vez, llena de emoción.

Llegaron al convento cargadas de paquetes, la madre superiora al verlas las llamó, quería saber qué estaba pasando.

— A ver Alyssa, cuéntame de dónde salió todo el dinero para esas compras— dijo la madre superiora.

Alyssa procedió a contarle que había conocido un chico y este le había propuesto que se casaran apenas ella cumpliera sus dieciocho años, y le había depositado un dinero para que ella comprara ropa adecuada para cuando tuviera que salir.

La madre quiso saber quién era el hombre y ella le dijo el nombre, la madre se volvió a mirar a la hermana Agnes.

— ¿Tiene que ver con usted hermana Agnes?— preguntó la madre superiora.

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